¿Cómo vestían en la época medieval?

En la Edad Media los derechos y libertades dependían de los hombres y de su origen social. La Edad Media se sitúa en el periodo entre la caída del Imperio Romano en Occidente hasta el Descubrimiento de América que dio paso al Renacimiento y se caracterizó por el feudalismo, es decir, un sistema sociopolítico y económico que establecía las tierras como símbolo de poder. Había tres clases sociales: los nobles, el clero y los campesinos o siervos.

La mujer estaba obligada a tener hijos y cuidar del hogar, incluso, las mujeres que no se les había encontrado esposo, se dedicaban a la religión.

Las mujeres campesinas se encargaban de las actividades domésticas y se dedicaban a la siembra. Sin embargo, las mujeres nobles aunque también dependían de sus maridos tenían acceso a la educación en su juventud. La mayoría se casaban por conveniencia y tenían muchos hijos.

Estas mujeres debían cuidar la educación de sus hijos y la administración del hogar. A medida que la Edad Media fue avanzando, las mujeres tuvieron más oportunidades, ya que al inicio de la era medieval, podían realizar los mismos trabajos que los hombres.

En el siglo XII, aunque las mujeres podían trabajar en los negocios familiares, seguía considerándose inferior.

La Realidad de la Ropa del Medievo (no la que vemos en las pelis)

La vestimenta reflejaba el estrato social al que pertenecían, ya que sólo la Reina podía llevar joyas de oro. Las mujeres nobles del Renacimiento debían escoger las telas según el rango de sus padres o hermanos.

En el Imperio Romano vestían togas y túnicas, después, optaron por nuevas prendas de punto y malla. Los bárbaros introdujeron prendas como las bragas, que eran unas prendas parecidas a los pantalones, que se ajustaban a las piernas mediante correas.

En la Edad Media se siguieron usando las capas de lana rectangulares con mayor amplitud e incorporando mangas. Con la llegada de los árabes al occidente europeo, se empezaron a utilizar los pantalones anchos, la faja, el turbante y la túnica corta abotonada y ajustada.

Durante la época de contiendas entre cristianos y árabes en la Península Ibérica, los cristianos vestían con la camisa como ropa interior, y varias túnicas superpuestas, que terminaban con el rial, ceñido al cuerpo hasta la cintura.

Otra prenda muy curiosa es el pellote era una vestido largo que se forraba con piel de conejo y fue usada tanto por hombres como por mujeres.

Los profesionales de Artestilo explican que para la guerra se usaban túnicas de lana, armaduras, escudos y cinturones para sostener las espadas.

Las mujeres lucían faldas de forma cuadrada y con cuatro picos en el extremo inferior. Cubrían sus cabezas con cofias o tocados, sujetas con cintas que se ataban debajo de la barbilla.

Las mujeres jóvenes podían llevar un escote, aunque a veces tapado con un velo de lino y la falda siempre muy larga. En invierno utilizaban capas para protegerse del frío.

Las clases bajas usaban el lino y las altas la seda bordada en oro ribeteada de pieles. El estamento del clero tenía su propia indumentaria, ya que en los acontecimientos importantes, los obispos utilizaban la toca alta, el bastón, la capa, la túnica abierta por los lados y muy adornada con materiales preciosos.

Los villanos y los siervos utilizaban materiales como la lana, el lino o pieles baratas para abrigarse. A veces utilizaban tintes para poder llevar prendas de colores.

Las clases menos privilegiadas no tenían dinero para comprar tintes, vestían camisas que llegaban a la rodilla, pero con el tiempo se fue acortando.

Tanto hombre como mujeres usaban zapatillas abiertas fabricadas con vaca, sin embargo, las clases más adineradas utilizaban zapatillas fabricadas con cuero o de cabra. A veces, los hombres llevaban botas o zapatos con una prolongación en forma de punta.

Los cruzados introdujeron el algodón y empezaron a utilizar los velos de gasa. Las prendas se adornaban con cortes en zigzag en los bordes y los nobles usaban túnicas muy cortas, por lo que se podía apreciar las piernas cubiertas con mallas.

En todas las culturas del periodo medieval, el cabello de las mujeres mostraba el estado civil. Muchas culturas exigían a las mujeres casadas que se cubrieran completamente el pelo.

Las mujeres solteras y las jóvenes podían lucir el pelo suelto y descubierto, pero a veces optaban por llevar trenzas.

Los tocados y adornos, como hilos o cintas de seda mostraban el estatus económico.
Un dato muy curioso es que una mujer casada no podía llevar el pelo suelto, porque se consideraba una falta de moral o de brujería.

El diario La Vanguardia informa que «los médicos medievales recomendaban el baño para condiciones tan distintas como un resfriado o las piedras en el riñón; únicamente advertían contra su uso durante las epidemias, porque supuestamente abría los poros, lo que facilitaría la entrada de la enfermedad. Posiblemente esta reticencia a los baños en plena peste esté en la base de nuestra visión sobre la higiene en la Edad Media, que se remonta a la Ilustración».

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